Jorge Alejandro Newbery - Precursor de la Aeronáutica Argentina

El ingeniero Jorge Alejandro Newbery fallece en un accidente de aviación en Los Tamarindos, provincia de Mendoza. Nació el 27 de mayo de 1875 en Buenos Aires. Piloto Aeronauta Nº 2, Piloto Aviador Nº 8, y Aviador Militar. Por sus méritos excepcionales fue declarado Precursor y Benemérito de la Aeronáutica Argentina (Ley Nº18559- BAP Nº2100), y Fundador de la Aeronáutica Argentina (Resolución Nº300/76-BAP Nº2297).

Cuando Jorge terminó los estudios secundarios, decidió viajar a Estados Unidos donde se recibió de Ingeniero Electricista. Allí aprovechó para formarse en varios deportes despertándose en él,  el interés por la aerostación y la aviación.

A su regreso a la Argentina, se incorporó a la Armada Nacional con el Grado Capitán de Fragata.

El 25 de diciembre de 1907, Jorge Newbery y Aarón de Anchorena partieron a bordo del “Pampero”, un globo de seda de 1.200 m3 que este último acababa de traer de Francia, cruzaron el Río de la Plata, descendiendo en Conchilla (Uruguay), próxima a Colonia, realizando el primer cruce sobre el agua. Estas experiencias aerostáticas que fueron acompañadas por el éxito y por el entusiasmo de sus cultores, hizo que en los primeros días del año siguiente se fundara el “Aero Club Argentino”. Esta institución se constituyó desde entonces en la vanguardia de la aeronáutica civil argentina y como señalara en una oportunidad el brigadier general Angel María Zuloaga, “fue el seno fecundo que dio vida a la aviación de las fuerzas armadas.

El 3 de marzo de 1910 inició su curso de piloto de avión y obtuvo su brevet, el 20 de junio de 1910. Mantuvo gran actividad aérea, logrando varios récords nacionales e internacionales y el 12 de noviembre de 1913, en reconocimiento por sus servicios prestados, el Gobierno Nacional le otorga el brevet de piloto militar.

El número de ascensiones en globo, que superó las treinta, no logró satisfacer las constantes ansias de aventuras que dominaron la existencia de Jorge Newbery. El cruce del Río de la Plata, del territorio uruguayo, el alcance del suelo brasileño y las marcas de distancia y altura, conseguidas en las últimas ascensiones, solamente le servían de estímulo para alentar una empresa de mayor envergadura: el cruce de la cordillera.

Para ello efectuó vuelos de entrenamiento de gran altura. Se trasladó a Mendoza para finalizar los detalles del vuelo y recorrió a lomo de mula la cordillera para conocer datos de cartografía y meteorológicos. Luego de esos estudios del terreno, pensaba regresar a Buenos Aires en tren, pero a pedido de varias personas que lo que querían ver volar, lo hizo en avión, junto con su amigo Benjamín Jiménez Lastra. Lamentablemente, el monoplano se precipitó a tierra por la zona de El Plumerillo. 

Fue el 1° de marzo de 1914, cuando desapareció este precursor y pionero de la aviación argentina. Tenía 38 años.

Fuente: http://www.revisionistas.com.ar Recuperado 25.02.2022

Sala de la Mujer Aviadora Argentina “Carola Lorenzini” MUSEO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA AEROESPACIAL

 

VI° Muestra Temática "Alrededor de la Mesa",
“Mesas que nos cuentan historias.”. Edición Virtual. 2020

En esta oportunidad nuestra mesa está orientada a revalorizar el papel de la mujer en la historia, en el arte, en la creación de sociedades, incorporándose en el patrimonio museológico y específicamente representar la inclusión del accionar de la Mujer en el ámbito aeronáutico.

La Mesa: ..... “NUNCA DEJES DE VOLAR”......

“Cuando las teorías se desvanecen, las biografías aún conservan su fuerza” Elaine Showalter

     Las biografías, tienen el trasfondo narrativo de la novela, el flujo del drama y también la gracia lírica de la poesía escrita. Así comienza la narrativa de una mujer argentina que en la década del 40 aspiraba a poder pilotear un avión.
¿Habrán sido las "alas francesas", de los pioneros de la talla de Antoine de Saint Exupéry los que forjaron sus primeras ilusiones?
     O tal vez, entre desafíos y oportunidades, la esperanza podía más en sus entrañas, cuando venía a su memoria la figura de Amalia Celia Figueredo, aquella pionera argentina que había obtenido su brevet de piloto de avión en 1914 y había podido conocer a Jorge Newbery, cuando comenzó a frecuentar el aeródromo de Villa Lugano.
     Se ha dicho y con razón, que el fotógrafo no sólo fotografía, sino que «biografía». Lo mismo cabría decir de la evocación de los recuerdos y su profunda ligazón a los objetos personales, algo que suele transformarse en la trama básica de una determinada historia.


     Cuando ingresamos a la Sala de la Mujer en el Museo Universitario de Tecnología Aeroespacial los objetos nos hablan, nos cuentan historias: algunas en voz alta y otras apenas susurrando, por vivencias muy añoradas, por esfuerzos que las dejaron casi sin aliento y el de las voces más altas que se sintetizan en esos documentos irrevocables que la sociedad de su momento les confirió.
     Y así, empieza a tejerse entre sueños y relatos cálidamente custodiados el descorrimiento del telón de la vida de nuestras mujeres aeronáuticas.
     Aquí en esta mesa, la representación de lo que fuera un amanecer con ganas de volar, un desayuno exquisito para luego ordenar la documentación y tener todos los elementos necesarios y así camino al Aeroclub para cumplir solo sueños.

Presentada por:
Museo Universitario de Tecnología Aeroespacial
Dependencia: Dirección General de Investigación y Desarrollo
Organismo: Fuerza Aérea Argentina - Ministerio de Defensa
Dirección: Avenida Fuerza Aérea Argentina 6000, Córdoba, Provincia de Córdoba.
Teléfono:(0351) 4333940/910 extensión 34-336/35
Correo electrónico: muta@faa.mil.a, muta@iua.edu.ar
A cargo de: PC Tec III Verónica María Ferraris - Directora del Museo.
Texto y poesía: Lic. Susana Moreno-Oficina de Género-Liceo Aeronáutico Militar -Funes,Santa Fe. 
Fotografía y edición: C.P Natalia Elizabeth Gadea -Responsable del Área de RR PP.
Agradecimiento al Sr. José Frattini, por el extracto de su documental CHINGOLO El vuelo de Myriam Stefford.

Abanderado Mariano Grandoli

Monumento al Abanderado. Plaza de Armas del L.A.M. que lleve su nombre

Cleto Mariano Grandoli (n. Rosario, 26 de abril de 1849 - † Curupayty, 22 de septiembre de 1866) fue un soldado argentino que luchó en la Guerra de la Triple Alianza y falleció en el campo de batalla portando la Bandera Argentina, lo que lo hace también conocido como el Abanderado Grandoli.

Nació en Rosario de Santa Fe, el 26 de abril de 1849, siendo bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario.
Se educaba en su ciudad natal cuando el mariscal Solano López atacó los buques de guerra argentinos “Gualeguay” y “25 de Mayo”, apoderándose de la ciudad de Corrientes e invadiendo el territorio de esta provincia,

El joven Grandoli se ofreció al Ejército en julio de 1865, siendo dado de alta como subteniente abanderado del Batallón Santafesino.

Participó en la batalla de Yatay y en la toma de Uruguayana, y por méritos de guerra, en octubre de dicho año ascendió a subteniente 1º de bandera de su batallón. 

Permaneció en el campamento de las Ensenaditas, de enero a abril de 1866. Participó en el rechazo de los paraguayos en el Estero Bellaco del Sud, el 2 de mayo, y en la acción librada el día 20 para cruzar el mismo estero.

Fue uno de los que combatieron en la tremenda batalla de Tuyutí, el 24 de mayo. 

Las unidades rosarinas se destacan brillantemente. El “1ro de Santa Fe” y el “Rosario” se cubren de gloria, y sus banderas, sostenidas por los jóvenes abanderados Grandoli y Anaya, flamean en medio del combate, en tanto que las balas las acribillan poniendo en serio peligro a los que las llevan. 

El Coronel Avalos, cuyo Cuerpo perdiera ochenta y dos hombres, felicita al portaestandarte que demostrara no temer a la muerte en esa horrible batalla que fuera considerada por los más destacados especialistas en temas castrenses, la más grande y sangrienta de América del Sur. 

Grandoli fue acreedor al escudo de plata acordado por ley del Congreso posteriormente.


Tomó parte en las operaciones de Yataytí-Corá, en julio de 1866, y en Boquerón y Sauce. En vísperas del terrible asalto de Curupaytí, Grandoli, al contemplar las imponentes defensas, escribió a su madre: 

“El argentino de honor debe dejar de existir antes de ver humillada la bandera de la Patria. Yo no dudo que la vida militar es penosa, pero, ¿qué importa si uno padece defendiendo los derechos y la honra de su país? Mañana seremos diezmados, pero yo he de saber morir defendiendo la bandera que me dieron”.

Y el Héroe cumplió gloriosamente su promesa, cayendo atravesado por 14 balazos el emblema que conducía Grandoli, y manchado con la sangre de éste, que cayó al pie de las trincheras paraguayas de Curupaytí, en la inmortal jornada del 22 de setiembre de 1866.

La enseña manchada con la sangre del glorioso abanderado, está actualmente en el Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc, de Rosario, Pcia. de Santa Fe. 

En una placa de bronce, se transcribe la carta que el coronel Avalos le dirigió días más tarde a un vecino de Rosario: 

“Hecha pedazos como está y manchada con la sangre del intrépido subteniente 1ro de bandera don Mariano Grandoli, tal vez no la conozcan más las distinguidas señoritas que la trabajaron…”, y concluía pidiendo que les dijera: “No se olviden de los que quedaron en Curupaytí, que tal vez ellos ese día recordaban de ellas por el tanto arrojo que hubo”.

El 13 de junio de 1872, el antiguo jefe de la 3ª División del 1er Cuerpo del Ejército Argentino, a la que pertenecía el Batallón 1º Santa Fe, coronel José Ramón Esquivel, extendió en la ciudad del Rosario, una certificación de los gloriosos servicios prestados por el abanderado Mariano Grandoli, en su corta, pero admirable carrera militar.

Los restos de Grandoli no pudieron ser rescatados y quedaron en la trinchera, como los de tantos argentinos.


Fuente:Portal www.revisionistas.com.ar
De Marco, Miguel Angel – Banderas rosarinas en la Guerra del Paraguay, (1960).
Turone, Oscar A. – Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).
Recuperado. 13.02.2020